No recuerdo muy bien cuando fue la última vez que tome un papel y un lápiz y me largue a escribir, debe ser porque no soy muy bueno comunicando ideas, si no las puedo expresar con palabras no se si las letras harán un mejor trabajo.
Hoy no me siento bien, la barra del bar es el mejor amigo de una alma errante y el cantinero el mejor guardando secretos, cual sacerdote en secreto de confesión.
La noche no es buena, los compañeros de la vida son siempre un café y un cigarro, eso que comunican sentimientos que a ratos no podemos entender, pero que sabemos que están ahí, de una u otra manera te dejan pesando.
Hoy solo serán ideas al azar, para mí, para el autor de una lineas que nadie más leerá y que se lanzan a un vacío infinito llamado Wired.
Heme aquí, llorando como un niño.
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