
Hoy no me siento bien, la barra del bar es el mejor amigo de una alma errante y el cantinero el mejor guardando secretos, cual sacerdote en secreto de confesión.
La noche no es buena, los compañeros de la vida son siempre un café y un cigarro, eso que comunican sentimientos que a ratos no podemos entender, pero que sabemos que están ahí, de una u otra manera te dejan pesando.
Hoy solo serán ideas al azar, para mí, para el autor de una lineas que nadie más leerá y que se lanzan a un vacío infinito llamado Wired.
Heme aquí, llorando como un niño.
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